domingo, 23 de marzo de 2014

Rumba


Domingo, 16 de marzo

Habaneando. Ballet Folclórico Nacional. Público 1 (Alfredo Iglesias)

Habaneando. Ballet Folclórico Nacional. Público 2 (Alfredo Iglesias)
El sábado tuvimos rumba en los jardines del Ballet Folclórico y hoy retoque fotográfico.
La rumba cubana tiene su origen en la música española fusionada con los ritmos africanos que confluyeron en la isla. Fariñas y los Chavalongas y el grupo afrocubano Baobab nos hicieron disfrutar de cantos y bailes a los que se iban sumando gente del público, que poco a poco acabó llenando el recinto de baile. Nosotros mirábamos extasiados. Un grupo de norteamericanos armados con buenas cámaras, que no llegaron a utilizar y se fueron a mitad del espectáculo, nos dejaron solos ante el peligro. Eramos los únicos extranjeros y el blanco de los vendedores de Cd´s y demás embaucadores.

Habaneando. Espectáculo en el Ballet Folclórico Nacional 1 (Alfredo Iglesias)

Toque de atención a un falso rasta con camiseta del Real Madrid que se puso bravucón. Final de fiesta, con todo el público implicado y a la salida, el abordaje de  dos “rollistas”.
Nos intentaron convencer para ir a otro concierto. El de mayor edad, aseguraba ser hijo de Compay y nos mostraba su documentación, con el apellido Segundo. Al resistirnos, pasaron a la táctica “te presento chica cubana”, una morena con mallas bien prietas. Muy mona la chica, pero hasta aquí hemos llegado y adiós muy buenas.

Habaneando. Espectáculo en el Ballet Folclórico Nacional 2 (Alfredo Iglesias) 
Habaneando. Espectáculo en el Ballet Folclórico Nacional 3 (Alfredo Iglesias)

El retrato de Dorian Grey


Sábado, 15 de marzo

Habaneando. Mirándose al espejo. Luís Burgos
Mirándose al espejo. (Luís Burgos)
 Ayer por la tarde. Habíamos comprado el pan y decidíamos si hacernos los dos muslos de pollo que nos quedaban o comprar otra cosa para cenar. En un puesto de la calle 23 venden espaguetis y hamburguesas, pero para llevarte la pasta tienes que traer tu propio recipiente (coño, esto que he dicho me recuerda a los sobres de los corruptos en España). María  y Diana se estaban zampando sus bocadillos. María nos llama y nos provoca sacando pecho. Es una cubana de piel blanca, “echá palante”, rellenita y de enormes pechos. Diana, todo lo opuesto. Morena, delgada, frágil. Habla poco, María lo hace por las dos. Ellas pagan sus consumiciones, me extraña que todavía no nos hayan pedido nada. Nos reímos con ellas y salimos hacia nuestro bar favorito en la calle 15. Un sitio espacioso con jarras heladas de cerveza, música horrible y un aire acondicionado que funciona a todo trapo. Aviso que en ese lugar van a pasar frio. En efecto, me ofrezco para llegarme a casa con la barra de pan bajo el brazo a coger dos cazadoras. Cuatro jarras y más risas con María. Su móvil, preso en su escote, parece un gnomo que asoma su cabecita entre sus pechos para recordarnos lo a gustito que se encuentra en su refugio invernal. Las dos tienen hijos, el de Diana tan solo de tres años. Está con su abuela a seiscientos kilómetros de La Habana y hoy es su cumpleaños. María habla de los hombres cubanos, de ella misma y lo poco que puede contar de Diana, que permanece entre triste y ausente. Nos acabamos tomando las cervezas de las chicas. Luís ve en Diana el retrato de la tristeza. Tal vez, atrapándola en la tela, libere a su propietaria de la congoja que le aflige.

Habaneando. Atardecer en el Malecón con viento de cuaresma (L.B.)
Atardecer en el Malecón con viento de Cuaresma (Luís Burgos)

miércoles, 19 de marzo de 2014

Año 56 de la Revolución


Viernes, 14 de marzo

Habaneando. Redacción Periódico Trabajadores (Alfredo Iglesias)

 Flor y Orlando han pasado por casa a recogernos, puntualmente, a las nueve menos cuarto. Nos habíamos citado la noche anterior, precisamente en la que yo había quedado con un grupo, creo que de rap cubano, para hacer unas fotos en una actuación. Nos habían entregado unas entradas personalizadas e imagino que no pudieron pasar a buscarnos. No voy a negar que me apetecía vivir mi primera fiesta habanera, pero al final del día estaba agotado y tras la llamada de Flor, ya había decidido echarme a la cama. Así que miel sobre hojuelas, hoy me he levantado bien despejadito.
Flor es Jefa de Redacción en la revista JUVENTUD TECNICA y Orlando, director del departamento de Internacionales del periódico TRABAJADORES. De camino al periódico, pasamos por la Plaza de la Revolución y muy cerquita, un gran edificio alberga la redacción y talleres de los rotativos TRABAJADORES, GRANMA y JUVENTUD REBELDE, además de otras publicaciones. Hemos conseguido publicar el blog HABANEANDO con todos sus textos y fotos y una breve entrada en Facebook, lo que nos ha llevado toda la  mañana. Gracias a Flor por haberme dedicado su tiempo y a toda la redacción de TRABAJADORES por su acogida.
Casualidad entre casualidades, hoy se celebra el “Día de la Prensa Cubana” y todo eran felicitaciones entre periodistas. En un momento de la mañana, el secretario de la Central de Trabajadores de Cuba, ha entrado en la redacción, seguido por un fotógrafo. Ha felicitado a los redactores y al enterarse de que éramos españoles, se ha parado a charlar con nosotros.
-          ...¿ Y…sabe usted por qué se celebra hoy el día de la prensa?
-          …Pues…Creo…que…me ha pillado.
Me he quedado en pie, temblando y mirando a todos a mi alrededor y el señor me ha explicado que un día como hoy, José Martí, inauguraba el primer periódico cubano, el PATRIA.

Obligado parte semanal a nuestras madres


Jueves, 13 de marzo

Queridas mamás:
Comemos bien…. siempre que se puede. Nuestra nevera está rebosante de productos de la huerta. Algunas veces, las menos???... comemos pizzas y hamburguesas pero os juramos que no son de Mc. Donalds. En el agromercado, en nuestra misma calle, compramos unos tomates…. que saben a tomate. Lo dice el pintor de Varea. Las cebollas huelen desde lejos y los pimientos verdes saben a pimiento verde. La leche es en polvo y la comida cara. Voy a hablar con Obama y me voy a cagar en el puto bloqueo americano. El sueldo de los cubanos les alcanza para comer veinte días al mes, los restantes toca “resolver”.Cuando en las tiendas hay carne, sea de pollo o cerdo, se forman unas colas que no veas, y el papel higiénico es imposible de encontrar. No os preocupéis, nuestro casero, Yandris, nos procura esas “pequeñas cosas”. No podemos beber el agua de Cuba, hasta el café matutino nos lo hacemos con agua embotellada, pero luego salimos a la calle y nos ponemos tibios de zumos, helados y bebedizos varios, lo que nos ha provocado algunas irregularidades estomacales (llamadlo diarreas, puras y dur…. y  eso…) durante los primeros días, pero ya está casi… casi solucionado. Arroz y frijoles, como cualquier cubano, es la base de nuestra dieta. Oscar nos trajo espaguetis, los preparamos a la bolognesa y con carne de pavo…y comemos mucha fruta, los plátanos no me los comía hace siglos y la piña…joder, que rica. Hemos descubierto el membrillo de guayaba, con pan para desayunar está de la muerte. Algunas cervezas después de trabajar y prontito a la cama. Se nos acercan muchas mujeres, pero no les hacemos ni puñetero caso…¿Ehhh? y dormimos como chiquillos con chupete, toda la noche de un tirón. Nos acordamos mucho de  vosotras… y de vuestros guisos…, miento, solo de vosotras.  Un beso tan grande como…como… el último que te dí mamá. ¡ Joder, ya me he puesto a llorar! Cuba sería perfecta contigo. Te quiero.

viernes, 14 de marzo de 2014

El paciente cubano y los turistas resignados



Miércoles, 12 de marzo


Juan Carlos (Alfredo Iglesias)


 No hay prisa; en el consulado español no cogen el teléfono. Las cartas para nuestros visados descansan en alguna bandeja de alguna mesa de alguna oficina a espera del Sr. Cónsul. Internet puede esperar, en Cuba las conexiones son muy lentas, eso ya lo sabemos, pero los trámites para conseguirlo también y de eso no sabíamos nada. Todo va por el buen camino pero lleva paso cubano. Vuelva mañana, nos dicen en el Ballet Folclórico, Illiana ha salido. Corremos en una cinta de gimnasio, no llegamos al final y sudamos lo mismo. La mañana ha sido estéril. Los padres de  Ernesto, el pintor vecino, han llegado de visita. Su padre cumple setenta años y lo celebramos con ron. Vamos a casa de Juan Carlos, está encerrado en su propia prisión. Le gusta hacer fotos y yo le invité a perderse por el malecón a fotografiar el atardecer. Pensaba dejarle mi cámara un rato, él sacia su afición con una pequeña cámara compacta. No va a salir y me deja fotografiarle a través de la ventana enrejada. En Abril le intervendrán en Berlín de su pierna, camina con mucha dificultad. Me comenta que pasó por primera vez por el quirófano a la edad de once meses. Pasa las horas en casa y hace unos días le robaron su pantalla de plasma.
Por la noche gran pizza, hecha en casa con tomates, pimientos y jamón. Dos cubalibres de Don Diego y cigarrillo en la azotea.

En casa de Ernesto


Mapa sonoro. La ventana indiscreta y la gata sobre el tejado de zinc


Martes 11 de marzo

Almendrón (Alfredo Iglesias)

Olas y Malecón (Alfredo Iglesias)
    Los sonidos de la ciudad de La Habana se merecen varios capítulos, hablaré de ellos según vaya conociéndolos. Empiezo por los sonidos del barrio, que empiezan a hacerse familiares.
    El gran protagonista, como no podía ser de otra manera, es el viejo almendrón. Es la base rítmica sobre la que se compone la sinfonía habanera. No solo por el ronquido de su motor y el petardeo de sus escapes, los inagotables coches americanos delatan su presencia por el ruido de su chapa vibrante y castigada. Ayudados por el mal estado del asfalto de las calles, los viajes en estos coches son la gran experiencia sonora, acompañada por otra banda musical, ésta, al gusto de sus chóferes.

    Al patio trasero, asoma la casa de unos vecinos muy conocidos aunque todavía no los hayamos visto.
Se nos presentaron el primer día con una escandalosa bronca, busqué con la mirada las ventanas de donde provenían semejantes disparates. Identifiqué varias voces, tres o cuatro personas discutían. Pensé en algo grave, en una reyerta con navajas…¡que se yo!…
Nada llegaba a entender entre tanto grito hasta que fue pronunciado el nombre que me dio la clave: Mesi. Poco a poco, identifiqué otras palabras…El mejor… Barcelona…
Y lo más sorprendente, todos estaban totalmente de acuerdo en lo que se discutía.

    Todas las tardes, puntualmente y desde las mismas ventanas, el eco del que parece ser un estudiante de primer año de percusión latina. No es molesto, incluso agradezco su compañía.

    Anoche me despertó un sonido nuevo que espero no se repita. Desde mi cama imaginaba la escena. Tenía una gata en celo maullando como loca en un tejado bajo mi ventana y tras un buen rato de desesperadas llamadas, acuden dos machos a consolarla.
Claro está, llega la bronca gatuna y se enzarzan en una pelea de uñas que acaba en un golpe seco. Imagino a los dos felinos rodando juntos por el tejado hasta acabar en el suelo. No fue un sueño. Luis me lo ha confirmado por la mañana, a él también le despertó.

    Después de comer, siesta española. Luis me despierta, no entiende como no me he levantado antes. Yandris, de obras en su vivienda, ha estado trabajando con un martillo percutor. Toda la casa ha estado temblando. Luis extrañado ha entrado en mi habitación y  yo dormía con la boca abierta…pero de éste ruido no puedo hablar, yo no he oído absolutamente nada.

Y después de tanta cal, alguna de arena…




Lunes, 10 de marzo
 Habaneando. Capitolio (Alfredo Iglesias)

 Para un español, acostumbrado a dar y recibir los buenos días, buenas noches, hasta luegos o hasta más ver, o allá te pudras pedazo cabrón…
Para un español lamentablemente cada vez más europeo y menos latino, que pide por favor que le indiquen donde se mea… y perdón cada dos por tres y para cualquier chorrada…Que me tropiezo…Perdón. Que paso la puerta antes que la abuelita…perdón, marcha atrás y pase usted señora…Que me empujan…. otra vez  perdón… no, perdona tú….no tú…
Pues eso, que para un español acostumbrado a estas formalidades que aquí están fuera de lugar,  pero que tanto cuesta dejar aún cuando no seas correspondido…
Resulta verdaderamente insufrible lo que a un primer análisis podría parecer una escasa o completamente nula educación de algunos de los pobladores de esta parte del mundo. Así que me voy a proponer mirar con cara de palo y me voy a prohibir la sonrisa, que me pongo muy feo.
Y es que entras al almendrón (taxi, carro americano que va recogiendo pasajeros hasta llenar todas las plazas)
-Buenos días…….
- (Silencio)…......
-Gracias, hasta luego…
- (Silencio)……….
En una semana, estoy por que alguno de los taxistas o pasajeros nos devuelva el saludo. Eso si, no golpees la puerta al cerrar.
Todo esto se agrava extraordinariamente con los dependientes de supermercados y tiendas. Por lo general, deben pasar todo el horario laboral tocándose lo que la madre naturaleza les haya querido colocar en la entrepierna. Su posición va desde estar apoyado en el mostrador hasta tumbado encima de algunas cajas. Mejor no dirigirse a ellos, búscate la vida, encuentra lo que quieras y te vas con o sin ello. Si se te ocurre preguntarles, no variarán su colocación con respecto al mostrador, las cajas o lo que les sirva de apoyo. Como respuesta recibirás un gesto de ignorancia en la mayoría de los casos. Milagrosamente, en otras ocasiones, en las que los dioses parecen haberles dotado del don del entendimiento y del habla, te responden con un “No se”.
Y por la calle los cazadores de turistas. Pesados, rollistas, liantes y timadores. Miles de escusas y argumentos. Verborrea y falso compadreo. ¡Que amabilidad!...¡Que buen rollito!....Mentira cochina.
Que si el Barsa, que si el Madrid o La Roja… (ponte a la defensiva)
¡Que viva la madre patria!….(esto no se como tomármelo)
¡Ala!….¡A cascarla!

Buenavista Social Club

Domingo, 9 de marzo

241 fotografías de La Habana años 50

241 fotografías de La Habana años 50 Mañana tranquila de domingo entre pinturas, fotografías y algunos videos de son cubano. Benny Moré, Ibrahim Ferrer, Compay Segundo y todas las estrellas del Buenavista Social Club. Imágenes de La Habana de los años cincuenta, la de Fulgencio Batista, realizadas por algún fotógrafo al servicio del Ministerio de Obras Públicas.
Por la tarde, una pequeña sesión de Internet en el Hotel Nacional (espectacular) y a 7 dólares la hora. Un ratito de whatssapp para Luis y otro ratito para mí. Me da tiempo a empezar este blog y de colgar algunas fotos. En Varea, Laky, la perra de Luís está tristona. Al saberlo, Luís se pone tristón y cierra el círculo”depresivo”.No hay tiempo para más. Mañana a buscar otro sitio con internet y a ser posible más barato, a ver si consigo ponerme al día. Para acabar la jornada festiva, pizza en un chiringuito de la calle 23 y un par de mojitos en la Casa Balear, lugar muy recomendable (mojito a 10 pesos cubanos) ambiente universitario y actuaciones en directo.

 (Fotografías de "241 fotografías de La Habana de los años 50")

241 fotografías de La Habana años 50

El día más corto

Sábado, 8 de marzo

Boyeros (Alfredo Iglesias)

 En Boyeros, la vegetación parece comerse las casas, es como si hombres y plantas hubieran llegado a un acuerdo para poder vivir juntos ocupando el mismo espacio. Viviendas construidas con todos los materiales imaginables, aceras destrozadas por las raíces de los árboles, baches y barro. Boyeros es trópico, Boyeros es Caribe y gentes amables que nos acogen en sus casas.Limonadas y café. Aquí no hay turismo. Se podría decir que ni los mismos cubanos vivirían aquí, por lo que dice un mulato con el que compartimos el "almendrón"  de vuelta a La Habana. 
Nuestro trabajo empieza a dar sus frutos y a tener sentido. Luis replantea el cuadro de los escolares y yo, tras dos años distanciado de la fotografía, encuentro el camino a seguir. Cuba es fundamentalmente en blanco y negro, su colorido es tan intenso que las fotos hacen daño a la vista. Desaturar las imágenes en el ordenador también es una buena opción y me está dando buenos resultados.
Hoy adelantamos el reloj, a las once serán las doce.

Nuestros amigos de Boyeros (Alfredo Iglesias)

La casa es chica pero la olla es grande



Viernes, 7 de marzo

Ernesto "Magüa".(Alfredo Iglesias)

 Salgo de mañana con la intención de hacer unas fotos y comprar. Me encapricho de una vieja Harley de tres marchas, que muestra orgullosa las arrugas de su edad. Saco la pequeña lista de la compra, el agua embotellada es difícil de encontrar y solo es con gas. Compro dos botellas. El papel higiénico, lo doy por imposible.
Yuniel, el profe de inglés ha venido a visitarnos acompañado por Sergey, un joven pintor cubano que nos muestra su obra. Hablamos de pintura, de fotografía, de España y de Cuba mientras comemos pizzas y hamburguesas bajo el ventilador de la cocina.
Por la tarde y con Oscar, vamos al Ballet Folclórico. Luis encuentra modelo para uno de sus cuadros en una bailarina de belleza imposible, una mulata con los ojos de Sofía Loren. Nos tomamos unas cervezas en la Casa Vasca, caro, carísimo y Oscar nos regala una figurita de una cubana y ejemplares del Granma y del Juventud Rebelde, lo que me hace recordar la falta de noticias desde España…no se si para bien o para mal. Los tres cenamos en la azotea de casa.

 Casa de El Vedado (Alfredo Iglesias)






















De charla con Yadira y Ernesto (Alfredo Iglesias)

No es país para pijos


Jueves, 6 de marzo

Sutula desaparece. Luís Burgos pintando 
 Cualquier idea preconcebida de La Habana se queda corta ante la realidad, y el primer contacto con esta ciudad, te deja paralizado. Todos los sentidos se desbordan en Habana Centro. Sabores, olores, la visión de sus casas, sus gentes…lo imposible, aquí es verdad, es la realidad diaria. El cubano es un mago, superviviente en destartaladas viviendas, cliente en desprovistos mercados y pasajero de carros con viejos motores heredados de los años cincuenta.
Son las ocho de la mañana. Luis está pintando. El viento le ha tirado los pinceles al suelo y yo continuo sin poderme conectar. Tendremos que “resolver”, como se dice por aquí. La falta de suficientes telas, exige un sacrificio y  Luis ha tomado la decisión, nos despediremos de Sutula. En un primer momento, me pide que prepare la tela. Creo que no quiere hacerlo él. No me da tiempo a coger el pincel, Luis parece haber hablado con el gran chamán mongol y se despide de él en un dialogo mudo, haciéndolo desaparecer entre una niebla de pintura blanca. Como prefiero dejarles solos, me voy a la cocina.  Hoy hemos conocido a Oscar. Es de esas personas que desde el primer momento sabes que va a ser un amigo. ¡Que gran tipo!...Nos ha llevado a casa de Iliana, relaciones públicas del Ballet Folclórico Nacional y nos hemos citado para hacer unas fotos de bailarinas afrocubanas y asistir a uno de sus ensayos. Yo he conseguido ver las primeras fotos en el ordenador gracias a Noemí, la gran conseguidora de cosas. Ricardo, “su contrario” y desde que se empezó a fraguar esta aventura “señor Lobo”, sigue solucionando problemas desde España.

Cervezas por el barrio (Alfredo Iglesias)


Poltergeist


Miércoles, 5 de marzo

Luis Burgos pintando en la azotea. Alfredo Iglesias
 Luis ha comenzado a pintar. El día anterior había  estado muy nervioso, había que acondicionar un hueco en la azotea de la casa con suficiente espacio para un improvisado estudio de pintura. Juan, el vecino carpintero, ha fabricado un caballete y los bastidores para las telas y Yandris ha colocado plásticos para formar una cubierta.
Aún así, el sol del mediodía cubano nos obliga a bajarnos con todos los bártulos a la terracita del primer piso. Las telas reaccionan al nuevo clima, se encogen misteriosamente de un día para otro y una vez en el bastidor, se destensan y se afofan. Su extraño comportamiento estresa al pintor.
Por la noche, una sonora tormenta, nos levanta de las camas. Nuestro casero, Yandris, ya ha puesto a cubierto los lienzos…

Tomando medidas para los bastidores. Alfredo Iglesias

Luis Brugos en la cocina de nuestra casa en El Vedado (Alfredo Iglesias)

Las cuatro plumas


Martes, 4 de marzo.

 Aeropuerto Madrid-Barajas 1 (Alfredo Iglesias)

 Aeropuerto Madrid-Barajas 2 (Alfredo Iglesias)

 Empiezo a escribir este diario recordando los días anteriores, los últimos abrazos y los últimos besos antes del viaje. El viernes los “chicos” se juntaron para la despedida, unas cervecitas y algo de ron para  mí. Los demás hicieron los mismo, solo las dosis fueron distintas…
Rock y ron en la barra del bar y cuatro banderitas cubanas. Una para cada uno, Carlos, Chema, Manu y Alfredo. Una promesa, volver a esa barra con las cuatro banderas cosidas en nuestros chalecos o chaquetas para acabarnos otra botella y echar algo de humo de Habano. Abrazos en grupo y “Vs”… que me toca hacer la maleta.
 La Habana de noche desde el avión es una ciudad oscura. El pasaje aplaude la maniobra del comandante de la aeronave, hemos tomado tierra en el aeropuerto José Martí. El destartalado Lada de Sergio nos conduce hasta nuestra nueva casa en el barrio del Vedado, así llamado por haber sido una zona residencial exclusiva para los ciudadanos norteamericanos, que construyeron sus caprichos arquitectónicos en la ciudad. La Habana de día y a ras de suelo es una ciudad colorida, huele a humo de los tubos de escape de viejos Plymuth y Chevrolets, mezclado con el olor de  la comida de los chiringuitos que se amontonan en los portales y bajos de las casas. Hace un calor dulzón en la vieja Habana, donde confluyen los más variados personajes al imán del dinero turista. La vendedora de maní, con voz de soprano… cómprame un cucuruchito de maní… la vieja cubana, sentada en un portal, saca  su Habano para dejarse fotografiar…


Habanera (Alfredo Iglesias)