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Robert Taylor con Barbara Stanwick en el Sloopy Joe. |
Era el verano de 1956 y Cuba vivía una era mágica; o por lo
menos eso parecía. Con Hemingway como una de sus atracciones, la Habana era una
parada obligatoria para las celebridades internacionales y las estrellas de
cine. En la finca La Vigía y algunas veces en el Floridita, Hemingway y su
esposa recibieron a Marlene Dietrich, Jean Paul Sartre, el duque y la duquesa
de Windsor, Gary Cooper, Spencer Tracy, Errol Flynn, Barbara Stanwick y Ava
Gadner. En esos días los Night Clubs de La Habana presentaban a los mejores
artistas norteamericanos y europeos con Nat King Cole en el Tropicana, Tony
Bennet en el Sans Souci, Maurice Chevalier en el Montmartre y Frank Sinatra en
el Hotel Nacional. Músicos de Jazz como Cab Calloway, Woody Herman, Tommy
Dorsey, Sarah Vaughan y Benny Goodman se presentaban con frecuencia en los
bares y clubes de los hoteles.
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Alec Guinnes, Ernest Hemingway y Noel Coward durante el rodaje de "Nuestro hombre en La Habana". |
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Primera actuación de Nat King Cole en el Tropicana en 1956 |
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Cole en el Tropicana en 1969. Con Al Steel, presidente de Pepsi-Cola y su esposa Joan Crawford. En la barra del Tropicana con su esposa Maria Cole en 1958 |
Marzo de 1956, en la primera visita a La Habana, Nat King Cole pretendió
hospedarse en el exclusivo Hotel Nacional, pero la gerencia se disculpó por no
tener habitaciones disponibles. Eran los tiempos en que en ese hotel no
permitía “personas de color”, ni siquiera como
trabajadores:
El único empleado negro era el limpiador de botas que trabajaba en el vestíbulo
disfrazado de eunuco.
Como se espera las actuaciones de Nat King Cole en Tropicana fueron todo un
éxito. Su cálida y melodiosa voz, sobriedad de gestos y elegancia cautivaron,
sobre todo, al público femenino. Cuenta un testigo presencial que, desde una de
las mesas situadas junto a la pista, la esposa de un alto oficial suspiró y
exclamó: “Si me lo pintan de blanco, doy un millón de pesos por acostarme con
él.” Nat King Cole siguió cantando siguió cantando y ella bebiendo, y al poco
rato, más excitada, gritó: “No me lo pinten de nada. Tráiganmelo ahora mismo.”
Y el alto oficial tuvo que sacarla a rastras del “paraíso bajo las estrellas”.
Fue tal la acogida, que el
avispado y próspero
empresario lo contrató para la
temporada siguiente.
Comenzaba el segundo mes del año 57 y Tropicana anunciaba un
show
verdaderamente romántico para la noche del
14 de febrero,
día de los enamorados. Nat King Cole volvería con su exquisita sensibilidad, su
encantadora desenvoltura, su magia despojada de toda estridencia. Solo una
condición agregó esta vez el artista: el empresario debía garantizar que él y
su familia pudiera hospedarse en el Hotel Nacional. Y, desde luego, en esta
ocasión sí hubo habitaciones disponibles.
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Sara Montiel recibida en el aeropuerto de La Habana en 1958 |
Su
aparición en La Habana en 1958 fue triunfal. El último cuplé, a pesar de muchos
y negros pronósticos, había constituido un enorme éxito y un gran acontecimiento
público. La Película llevaba ocho semanas
ininterrumpidas de proyecciones a lleno completo en tres salas de la capital
cuando La Montiel llegó a La Habana el 27 de septiembre. Sara tenía entonces 30 años e imponía a los ojos de los hombres con
su imagen de sensualidad abrasadora. Cuando descendió de la escalerilla del
avión que la trajo de México, intuía el triunfo más absoluto, el mismo que se
le tornaba esquivo en EE.UU., muy a pesar de la reciente apuesta de Hollywood
y de los rumores que rodearon sus salidas con Gary Cooper, con quien compartió
cartel en el mítico western Veracruz (1954).
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Errol Flynn convivió cinco días con los rebeldes revolucionarios en 1958 |
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Flynn con Hemingway. Durante el rodaje de "The big Boodle" y con Fidel Castro. |
Errol Flynn realizó en la década de los 30 su primer viaje a Cuba con Lily Damita, quien
era su esposa y actriz muy recordada por acompañar a Gary Cooper en la
excelente Jornada Trágica. El astro australiano solía emborracharse en las
cantinas habaneras, y sobre todo en el Sloopy Joe, junto a colegas de la fama
de Richard Dix (Cimarrón), Tyrone Powers (Jesse James) o César Romero. Visitaba
a Hemingway en Finca Vigía y se lo pasaban en grande junto a Ava Gardner, la
diva sexual que Darryl Zanuck llamó “el animal más bello del mundo”.
A finales de 1958, Flynn volvió a Cuba para rodar La pandilla del soborno y llegó
hasta Fidel por el central América, en la antigua provincia de Oriente, cuando
el líder rebelde realizaba su campaña de liberación en el valle del Cauto. Tras
permanecer cinco días con los rebeldes entró con estos a Santiago de Cuba. De
estas experiencias el astro de Murieron con las botas puestas dejó constancia
en un releato personal que tituló «Castro y yo» y que apareció en la revista
Bohemia, meses más tarde.
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Gary Cooper en el Floridita con Ernest Hemingway |
Cooper visitó a Hemingway en su finca de La Habana y se
fueron de cacería a Idaho varias veces. En su última visita a La Habana se le
vio con una cara de la que se le había ido la belleza y lucía abotargado, casi
abofado. No era la edad sino una cirugía plástica que salió mal. Así hizo
todavía dos o tres películas porque su vida era actuar.
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Ava Gadner y Frank Sinatra obsequiados con un pastel a su llegada a La Habana de luna de miel. |
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Bailando en el Hotal Nacional y con Sinatra en el casino del Riviera |
Ava Gadner y Frank Sinatra pasearon su idilio y sus sonadas
borracheras por los salones, en medio del fragor de la ruleta. Mientras, en el
Vedado se encendía la cresta roja del Nacional y los gánsteres, a bordo de sus
descapotables, circulaban entre una excitada turba de pordioseros, tullidos,
proxenetas y niños de vientres abultados y vacíos, que se disputaban un níquel
en la olla podrida de la fiesta nocturna.
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Albert Einstein en una inesperada escala en La Habana |
El científico y Premio Nobel de Física, Albert
Einstein conoció La Habana durante una breve estancia de apenas 36
horas, los días 21 y 22 de diciembre de 1930, ya que el buque Belgenland en el
que viajaba con su esposa desde Amberes, hizo una escala de reabastecimiento en
La Habana.
Toda la comunidad científica nacional, pero sobre todo los
ilustrados numerarios de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales y
de la Sociedad Geográfica fueron los principales anfitriones de tan ilustre y
extraordinaria figura, siempre acompañados por decenas de periodistas,
fotógrafos y camarógrafos cubanos y extranjeros, pues su sola presencia en la
Isla era noticia de primera plana en cualquier medio del mundo.
Un intenso programa de actividades, agasajos y visitas
oficiales le tenían preparado a Albert Einstein: entre ellas a la Academia
de Ciencias, a la ya numerosa comunidad hebrea en Cuba, un delicioso
almuerzo en el entonces majestuoso Hotel Plaza, así como un
vasto recorrido que lo llevó por Santiago de las Vegas, Miramar y las
instalaciones del Country Club y el Havana Yatch Club.
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Rita Hayworth a su llegada al Hotal Nacional de Cuba |
En el Hotel Nacional se hospedó, en 1948, el símbolo sexual de
Hollywood Rita Hayworth, acompañada de su esposo el príncipe Ali Kahn. Venían
directo desde Acapulco y se alojaron en la habitación 246 con todos los honores
correspondientes.
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Marlon Brando observado por Guillermo Cabrera Infante |
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Brando en el Sans Souci |
“A La Habana me voy”, dijo una mañana de marzo de 1956, el famoso actor
norteamericano Marlon Brando, quien sin más equipaje que camisa,
pantalón y abultada billetera, tomó el avión rumbo a la capital cubana
para comprar –según dijo– “una buena tumbadora, unos bongos y aprender a
bailar rumba”.
El
modesto hotel Packard, situado en la esquina de Cárcel y Paseo del Prado,
frente al Castillo del Morro, fue el lugar escogido por el astro
cinematográfico para alojarse de incógnito durante su primera visita a La
Habana.
Se
registró en la carpeta como Mister Baker, pero como era de esperar, los
periodistas, siempre a la caza de noticias, lo descubrieron, y desde entonces
un tropel de admiradores y fotógrafos le persiguieron a todas partes.
Aquella
primera estancia de Marlon Brando en La Habana duró tres intensas noches tras
las cuales el actor norteamericano se volvió a los Estados Unidos con el mismo
pantalón y camisa, dispuesto a repetir gustoso la experiencia de bailar rumba
... en casa del trompo.
Dicen que años después, en una entrevista, el genial actor Marlon Brando,
mencionó a La Habana como uno de los lugares más inolvidables de su vida.
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María Félix con los propietarios del Tropicana en 1954 |
Tras varios anuncios
de su visita siempre pospuesta, el 26 de octubre de 1949 llegó a La
Habana la actriz mexicana María Félix. Tal fue su recibimiento que, a
poco de su llegada, exclamó asombrada: “Yo tenía referencias de cómo me
querían en La Habana pero lo de esta tarde ha sido más de lo que
esperaba”. Desde el avión hasta el automóvil que la condujo al Hotel
Nacional, hubo necesidad de ponerle protección policial, pues el ímpetu
de sus admiradores amenazó con perturbar la integridad física de la
estrella. Se cuenta que algunos hasta le halaron el vestido para guardar
un recuerdo de María Bonita.
En el verano
de 1955 regresó a La Habana convertida en una estrella de fama mundial.
En esta ocasión actuó en la pista del cabaret Montmatre y en el
escenario de Radiocentro. En el cabaret, mientras se abrochaba su collar
de perlas y charlaba con unos amigos, alguien le dijo: “María, milagro
que a usted le gustan las perlas. Dicen que traen mala suerte”. La
estrella respondió con gestos de majestad ofendida: “estas perlas son
legítimas. Tener que usar perlas falsas sí es mala suerte. Buena suerte
es poderlas usar legítimas”.
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Hemingway en la barra del Floridita con Spencer Tracy que protagonizaría la versión cinematografica de El viejo y el mar. |
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Tyrone Power y César Romero en el Sloopy Joe |
El
actor norteamericano Tyrone Power llegó a La Habana el 27 de octubre de 1946;
contaba 32 años y no hacía mucho que se había desmovilizado de la marina
norteamericana, en la que sirvió durante la Segunda Guerra Mundial, lo cual
acrecentaba su aureola “heroica”.
Mantuvo por muchos años una estrecha amistad con el actor César Romero, y
llegaban a La Habana en un viaje por el continente que incluía 25 ciudades. Compartieron mucho tiempo en
forma inseparable lo que contribuyó a que la prensa amarilla les sindicara a
ambos como homosexuales. De hecho viajaban juntos a todas partes y se alojaban
en la misma habitación, sin importarles los rumores.
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García Lorca con socios del Havana Yacht Club durante su estancia en Cuba en 1930 |
Federico García Lorca llega a La Habana el 7 de marzo de 1930 invitado a
dictar unas conferencias por la “Institución Hispanocubana de Cultura”. Llega a
Cuba procedente de New York y con la primera impresión de la isla
comenta: “… ¿Pero qué es esto? ¿Otra vez España? ¿Otra vez la Andalucía
mundial? Es el amarillo de Cádiz con un grado más, el rosa de Sevilla tirando a
carmín y el verde de Granada con una leve fosforescencia de pez...”
Cuba lo enamora
y prolonga su estancia hasta el 12 de junio del mismo año.
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Felipe Gonzalez invitado por Fidel Castro es fotografiado junto a las bailarinas del Tropicana en 1986 |
Fuentes: Bacardi y la larga lucha por Cuba
lajiribilla.cu
El héroe lacónico (Guillermo Cabrera infante)
Orestes murió en La Habana (Elvira Daudet)
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