El Vedado es una una delgada franja de tierra entre el cielo
y el mar. Vivir en El Vedado es estar con los pies mojados y la cabeza en las
nubes. Es la línea del cielo habanero, dónde se pueden contar los edificios que
la dibujan. Es irremediable echar la vista al cielo, e intentar identificar las
torres que se recortan sobre el fondo azul. A mi, creo que como a cualquier
recién llegado a esta ciudad, me embrujó desde el primer momento. Es un
maravilloso edificio, un pequeño rascacielos de catorce pisos en el corazón de
El Vedado que se levanta majestuoso al pie de la Calle Línea y por dónde pasamos
a diario. Otro trozo, uno más, de Nueva York en La Habana: el edificio López Serrano.
Al principio tímidamente, me empeñaba en fotografiarle desde
todos los ángulos, en solitario o al paso de alguno de los muchos Chevrolet
Belair que circulan por Línea. Cada foto era como una vieja estampa, una postal
con fondo Decó de los años cuarenta. Un día te acercas y entras en su
vestíbulo. Intuitivamente fotografías sus ventanales, su vieja carpintería, los
maceteros situados en los laterales de la entrada, sus paredes rojizas y un maravilloso
reloj que ya no da la hora. No conozco Egipto, pero creo que esto es como haber
entrado en una pirámide y salir poseído por el espíritu de un antiguo faraón.
Comparable con Rockefeller Center o el Empire State, te hace
rememorar escenas de viejas y no tan viejas películas, además de imaginar La Habana más esplendorosa. Al
llegar a España recopilé toda la información que el Internet cubano no pudo
darme y de la que tampoco quiero hacer un "cortaypega", pero si dar algunas pinceladas.
Acabó de construirse en 1932 y fue durante muchos años el
edificio más alto de La Habana. El
estilo Decó se extiende a otros elementos como jardineras y plafones y sus
paredes están enchapadas en mármol rojo de Marruecos. En el vestíbulo destaca
el relieve “El Tiempo” realizado en niquel-plata sobre un diseño de García
Cabrera. Solo su sólido diseño ha conseguido minimizar el efecto del tiempo, la
falta de mantenimiento, la escasez de materiales y en algunos casos el pillaje
del que ha sido objeto.
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