viernes, 14 de marzo de 2014

No es país para pijos


Jueves, 6 de marzo

Sutula desaparece. Luís Burgos pintando 
 Cualquier idea preconcebida de La Habana se queda corta ante la realidad, y el primer contacto con esta ciudad, te deja paralizado. Todos los sentidos se desbordan en Habana Centro. Sabores, olores, la visión de sus casas, sus gentes…lo imposible, aquí es verdad, es la realidad diaria. El cubano es un mago, superviviente en destartaladas viviendas, cliente en desprovistos mercados y pasajero de carros con viejos motores heredados de los años cincuenta.
Son las ocho de la mañana. Luis está pintando. El viento le ha tirado los pinceles al suelo y yo continuo sin poderme conectar. Tendremos que “resolver”, como se dice por aquí. La falta de suficientes telas, exige un sacrificio y  Luis ha tomado la decisión, nos despediremos de Sutula. En un primer momento, me pide que prepare la tela. Creo que no quiere hacerlo él. No me da tiempo a coger el pincel, Luis parece haber hablado con el gran chamán mongol y se despide de él en un dialogo mudo, haciéndolo desaparecer entre una niebla de pintura blanca. Como prefiero dejarles solos, me voy a la cocina.  Hoy hemos conocido a Oscar. Es de esas personas que desde el primer momento sabes que va a ser un amigo. ¡Que gran tipo!...Nos ha llevado a casa de Iliana, relaciones públicas del Ballet Folclórico Nacional y nos hemos citado para hacer unas fotos de bailarinas afrocubanas y asistir a uno de sus ensayos. Yo he conseguido ver las primeras fotos en el ordenador gracias a Noemí, la gran conseguidora de cosas. Ricardo, “su contrario” y desde que se empezó a fraguar esta aventura “señor Lobo”, sigue solucionando problemas desde España.

Cervezas por el barrio (Alfredo Iglesias)


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