sábado, 19 de abril de 2014

Cajón desastre, fresa, chocolate y desparrame mental

Viernes, 11 de abril

Habaneando. Callejón de Hamel (Alfredo Iglesias)

El miércoles Oswaldo, el hijo de Ernesto, el pintor, vino a despedirse. El niño ha posado para Luís y se aferra con su delgado cuerpo al pintor en un abrazo que emociona a su retratista. Hasta aquí, todo bien. Todo es serio y de verdad, tres líneas de autenticidad. Pero el viernes viene tonto. Acaba de pasar Laia. Yo tenía en el ordenador una foto de una mujer muy gruesa (como no creo que lo lea, llamémosle gorda) con mallas bien ajustadas, aquí son lycras. - ¿Sabes el chiste de las lycras? - Cuenta - Mamá, mamá. Me acabo de comprar unas lycras - ¿Qué marca? - Pues marca “Tolchocho” - Estas tias, en vez de tomar la pastilla del “día después” se toman la del “nomeimportaná”. - Juas, Juas, Juas…. Esto lo tengo que escribir ahora mismo. Que lástima estar sin feisbuk. Con esto destrozaría la buena reputación de Jorge. Dicho y hecho. Hasta luego, que nos vamos a por una hamburguesa. Ya de vuelta llamo a gritos a Suko. El perrillo negro se está haciendo mi amigo y me sigue a lo largo del murete de separación entre su vivienda (la de sus amos) y la nuestra (que tampoco es muy, muy nuestra). Los tres somos los más pobres del Vedado. Procuro echarle las sobras de nuestra comida. Hoy su menú se compone de arroz con frijoles (como buen cubano) y una carne picada que no voy a describir y que no concibo como llegamos a comer el otro día. Sin mediar palabra, Luís y yo la incluimos en la dieta canina. La olisquea y cuando me doy la vuelta, el perro ha desaparecido. Este perro es más listo que nosotros, Sr. Burgos. Por cierto…¿Usted es Luís Burgos, el pintor…? Como admiro su obra. A mi mujer le vuelven loca sus arlequines. ¡Ay, cuando le diga que me he encontrado a Don Luís Burgos, el insigne pintor vareano!… Ande, vamos a tomarnos unas gordas. Invito yo. No me diga que no…no me diga que no. Llevo todo el día riéndome solo con estas chorradas. Hoy hemos hecho triplete de comida basura, hamburguesa, pizza y perrito caliente. Los raperos vienen a casa con intención de ver los cuadros de Luís, que ya ha acabado cuatro cuadros más, los ha desmontado, ha colocado nuevas telas en los bastidores y pintado los fondos. Los chicos se encuentran unos lienzos pintados a brochazos de color naranja fosforito. Caras de sorpresa. No hay quien comprenda a estos artistas. Me pilla el atardecer entre Malecón y Rampa. Me han dicho que es la zona donde se ponen los gays y lesbianas y que vaya entrada la noche. Aquí está prohibido “cortarse” y la tolerancia es máxima. Seguro que me esperan buenas fotos… Pues basta que los busques para que no los encuentres. No hay ni uno. ¡Bah!...lo de todos los días. Mulatas tremendas, blancas guapísimas, achinadas y rubias ucranianas. Una me ha pegado un empujón con el culo que casi me tira. Cuando me doy la vuelta, veo su cintura más o menos a la altura de mis codos y sus “nalgotas” obstruyen el paso. Igual era ella a quien buscaba, pero no puedo asegurar la “marca de sus lycras”.

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